“El testimonio de ella es la primera prueba de que dice la verdad. Tuvo la fortaleza de enfrentar lo siniestro y denunciarlo”. Carolina Cymerman comenzó de esta manera el alegato en representación de la querella durante el juicio que se le sigue en Capital Federal al ex gobernador José Alperovich. Es que la abogada, junto a su colega Pablo Rovatti, se encargó de remarcar no sólo que la denuncia era real sino que además no había razones para no creerle a la joven que colaboró con Alperovich desde fines de 2017 a mediados de 2019. Al finalizar el alegato ambos querellantes solicitaron una pena de 22 años de prisión para el ex senador, de quien dijeron era culpable de nueve casos de delitos de índole sexual: tres hechos de abuso sexual ultrajantes y seis de violencia sexual agravada por acceso carnal consignados en el auto de elevación a juicio
Cymerman afirmó que ella (la denunciante) tenía “miedo de uno de los hombres más poderosos de la provincia, el miedo del después, el miedo de haberle dicho a su abusador en la cara que se iba por todo lo que le había hecho”. “Él (Alperovich) le decía que era un violinista famoso, André Rieu, por su habilidad para mover los dedos. Él le decía que ella le daba energía. Que era energizante. Él se mueve con total impunidad en todos los actos de su vida”, relató Cymerman. Es que tanto ella como Rovatti fueron desmenuzando a lo largo de cinco horas y media no solo los hechos denunciados por su representada sinó las motivaciones que según ellos tuvo Alperovich para perpetrar los ataques. Luego de relatar cómo se sucedieron los hechos (los dos primeros a fines de diciembre de 2017 en el departamento que Alperovich tiene en Capital Federal y el resto en Tucumán en el interior de autos, en una casa ubicada en Yerba Buena y otra en El Corte), los querellantes afirmarlo que “ella no quería que dijeran que estaba ahí (en su trabajo) por ser “la minita” de Alperovich sino por su labor. Ella brillaba en su trabajo. Su desempeño era impoluto. Estaba disociada de lo que le estaba pasando, de los ataques que sufría”.
“Alperovich debe pagar con su libertad por lo que hizo”Y Cymerman recordó entonces una parte del testimonio de la denunciante. “Yo intentaba sanar desde adentro, desde mi trabajo. Estaba negada. Y cuando tuve la oportunidad me fui. Soy una chica digna. Decente y él me hizo mierda”, declaró la joven. Cymerman profundizó: “Ella estaba decidida a no contarle nunca a nadie lo que había pasado. Ella es otra víctima de los ataques machistas que prefieren no creer una denuncia”, afirmó la querellante, y aseguró que la denunciante “se liberó luego de haber hecho la denuncia”. Y reparó además en que su representada había admitido que “estaba muerta en vida”. “Yo tenía dos caminos. Hacerme algo a mí. O salir. Y la Justicia es ese camino”, recordó Cymerman que le aseguró la joven. Luego aseguró que el día que decidió presentar la renuncia a su trabajo fue directamente a la casa de Alperovich para hablar con él cara a cara. “No quería irse sin decirle que eso era una consecuencia de lo que él le había hecho”, agregó durante el alegato. “Muchos de los testigos que pasaron por aquí cometieron delitos al declarar falsamente. Pero ella ya sabía que muchos dirían cualquier cosa”, aseguró Cymerman y agregó: “Con la denuncia, si a ella le pasaba algo, Alperovich iba a estar en el centro de la escena”.
Daño psíquico y trauma
Los querellantes, además, remarcaron el testimonio de la psicóloga Mónica Herrán, que afirmó que la joven presentaba un daño psíquico y trauma compatible con una víctima de violencia sexual. Y quien dio detalles del mecanismo de disociación que les permite a quienes sufren este tipo de situaciones seguir en un vínculo atravesado por el abuso sexual hasta que en algún momento “algo hace click dentro de ellos y deciden denunciar a su agresor”.
Rovatti habló acerca del descargo que hizo Alperovich durante su testimonio, donde subrayó su inocencia y aseguró que la causa era un “complot armado” en su contra. “Alperovich dijo que todo esto es una gran mentira, que él no hizo nada de lo que se lo acusa, que se trata incluso de una denuncia falsa enmarcada en una campaña sucia preparada por -el diputado nacional- Carlos Cisneros, supuesto enemigo suyo toda la vida, y por -el exconcejal de San Miguel de Tucumán y ex novio de la denunciante- David Mizrahi. (...) Nada de esto resulta creíble ni verosímil: no tiene ningún sentido”. “Quedó probado que Alperovich le ofreció plata a la víctima para que la denuncia no se presente. El papá de la denunciante contó que estaba dispuesto a dar lo que sea. Pero ella no busca fama, ni cargos, ni plata. Lo que busca es justicia”, dijo el letrado.
La denunciante y Beatriz Rojkés asistieron vía Zoom
Todas las audiencias tienen habilitado un zoom para que algunas personas puedan verlas sin necesidad de asistir a la sala. Ayer llamó la atención que entre quienes accedieron a esa plataforma estuvo la esposa del imputado, la ex senadora Beatriz Rokjés. Pero también se vio conectada por primera vez a la propia denunciante, quien sólo había estado presente durante la primera audiencia, cuando prestó testimonio.
Con custodia policial: Alperovich se mantiene bajo vigilancia
A pedido tanto de la fiscalía como de la querella, el juez Juan María Ramos Padilla ordenó que José Alperovich esté acompañado por una custodia policial durante las 24 horas hasta que deba presentarse nuevamente al juicio mañana. El magistrado rechazó el pedido ampliatorio para que le colocaran un dispositivo electrónico al imputado, para rastrear sus movimientos.